Canchita Chica

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MEDIO DEPORTIVO

07 diciembre, 2024

Valeria Brignone: “Ver entrenar a cada vez más nenas no tiene precio”

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La ex-jugadora fue parte de los inicios del fútbol femenino de la Liga Regional. Precursora del femenino en Ateneo Vecinos, fue directora técnica de primera, jugadora del club y, en la actualidad, entrenadora y DT de las categorías formativas. Un repaso de sus inicios en el deporte y la actualidad de Ateneo Vecinos.

Por Aixa Contrera – Fotos: David Pedraza – Ateneo Vecinos

Una pelota y un “baldío”. El potrero es un patrimonio  de los barrios en donde se da el primer contacto con la redonda y las primeras gambetas. La esquina del barrio convertida en el mejor estadio. Allí donde jugar al fútbol se convierte en igualdad social, y de género. Allí, con sus amigos, Valeria Brignone empezó a jugar al fútbol. Con 9 años integró su primer equipo femenino en donde, hasta su adolescencia, creció jugando los torneos relámpagos con “las lobas”, el equipo de la Municipalidad de General Deheza.

Los torneos relámpagos fueron la génesis del fútbol femenino liguero a inicios del 2000. Universidad Nacional es uno de los clubes pioneros en la disciplina, y su participación en estos torneos comienza en el año 2003. Luego de ver un cartel, en el campus universitario, que abría la convocatoria a ser parte  del equipo Valeria se sumó a las “académicas”. “El primer día eran solo 4 conmigo, había dudado porque era poca la convocatoria, pero era que la mayoría estaba en clases. Al día siguiente conocí al plantel”, recuerda entre risas.

“Se jugaba en cancha de siete. Los sábados participabamos en el torneo municipal (la Liga Femenina de Fútbol), en la cancha detrás del velódromo. Había equipos muy buenos, ahí conocí a Mariana Ochello, Norma Mazón, Leticia Galíndez,  Mariana Ferretti y a mi amiga Dianela Aguirre”, comenta sobre sus inicios y los inicios del fútbol local.

La difusión, y la puja por parte de jugadoras, generó que en los clubes haya fútbol femenino. Una práctica que era poco común y un anhelo de las jugadoras ser parte de un equipo femenino. Mariana Ferretti y Dianela Aguirre fueron las impulsoras, por parte de Universidad. Presentaron a la Liga Regional de Río Cuarto un proyecto para realizar una liga y en 2014 inició de forma oficial el certámen que, con modificaciones y muchos más equipos participantes, aún se juega.

“De grande me invitaron a jugar en Santa Paula. Hice toda la pretemporada y en el primer partido que jugué, en cancha grande y por la Liga Regional me rompí los ligamentos. Ahí fue cuando pensé ‘si no puedo jugar entonces voy a dirigir’. Y ahí fue que pregunté en Ateneo si había chances de formar un equipo de primera”, relata la entrenadora. En Ateneo Vecinos de General Cabrera, la idea pionera del fútbol femenino fue de Brignone junto a Fiorela Olguín. En 2018 “el tricolor” le abrió las puertas al fútbol femenino por primera vez en la localidad cabrerense.

De jugadora a directora técnica

Con un equipo jóven, en 2019, Ateneo Vecinos se sumó al Torneo Oficial Femenino. La dirección técnica estuvo a cargo de la dupla conformada por Fiorella Olguin y Valeria Brignone.

“Fue un desafío grande, no es lo mismo ser jugadora que ser DT. De ir a entrenar pasé a preparar una clase o un plan de trabajo, y la diferencia es muy grande. Empecé a estudiar para aprender, pero es un proceso constante donde día a día se aprende algo nuevo”, comentó.

En ese primer año de Ateneo en el Oficial Femenino, la dupla de técnicas fue reconocida por la LRFRC con el premio como DT al “equipo ideal de la Liga Regional de Fútbol Femenino de Río Cuarto”.

Además de la dupla antes mencionada, solo 2 equipos – de 21- tenían directoras técnicas, Delfina Leal (Estudiantes) y Mariana Ferretti (Renato Cesarini). Si bien en 2020 no continuaron al frente del plantel femenino, fueron parte de un récord para la liga donde las técnicas son un bien escaso. Brignone se posicionó como ayudante de campo en Ateneo y, además, luego de recuperarse de su lesión también comenzó a tener rodaje como jugadora, debutando en una liga oficial.

“Voy a estar agradecida por siempre con el club Ateneo. Me dieron la oportunidad de hacer lo que me encanta y además darle la chance a un montón de nenas, adolescentes y mujeres de poder compartir una cancha, un vestuario, un asado y sobre todo una amistad”, asegura la ex-directora técnica de primera.

El Infanto-Juvenil femenino de Ateneo Vecinos

En la actualidad, Brignone es entrenadora de las categorías infanto-juvenil del club. La Sub 9, Sub 11 y Sub 14 se encuentran participando del torneo de la Liga Regional “Mariana Ferretti”. En total son 70 niñas y adolescentes que participan, no todas en liga, con Valeria Brignone como DT, Luciano Godoy como entrenador de arqueras y Daniela Juárez la Preparadora física.

“El número de nenas que hay era algo impensado cuando arranque en 2019 con solo 9 chicas, y a veces solo eran 4. Es algo que ni en sueños lo hubiera creído”, comentó. Y agregó que siempre se están sumando más nenas, la cantidad no disminuye sino por el contrario está en alza. “Darle ruedo a las categorías inferiores es fundamental para tener una base de buenas jugadoras de acá a dos años. Al fútbol de la liga regional le faltan más oportunidades económicas, que los clubes sean patrocinados para mejorar las condiciones de las jugadoras. Es importante para que armen buenos planteles de primera división”, dijo la formadora.

“Somos fútbol, somos familia”

El deporte que empezó como un juego de potrero se convirtió finalmente en la profesión de Valeria.  Al igual que su temprano inicio, en sus hijos se dió de la misma manera.

“Soy DT de mi hija así que también es un desafío porque tengo que enseñarle que en casa soy su mamá y en la cancha su entrenadora. El varón también juega, así que no hay fines de semana sin fútbol en casa, todos estamos unidos por la misma causa. Somos fútbol, somos familia”, expresó Valeria.

Eduardo Galeano, reconocido escritor, decía que el fútbol era “la única religión que no tiene ateos”. Para Valeria Brignone, “el fútbol es una de las emociones más grandes. Un desafío permanente y un trabajo que me llena de orgullo por todo lo que logré. Ver cada vez más nenas que vienen felices a entrenar no tiene precio. Me dio amigos, conocí lugares impensados en los viajes, me dió trabajo y ahora lo comparto con mi familia”, finalizó la entrenadora.

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