Un sueño sobre bochas: el Club Laprida inaugura sus canchas sintéticas en Río Cuarto

El histórico club bochófilo da un paso clave hacia la modernización. Las nuevas canchas, que estarán listas en pocas semanas, marcan un antes y un después en la institución.

Por Federico Esmael Illa

En el Club de Bochas Laprida de Río Cuarto están por vivir un momento que parecía inalcanzable tiempo atrás, así lo comento Darío Martin Esmael, presidente de la institución: la inauguración de sus propias canchas sintéticas. La obra no comenzó con un plan arquitectónico ni con un presupuesto asegurado. Comenzó, como muchas grandes cosas, con una charla entre amigos y un deseo compartido. “Una noche en una juntada del club decidimos poner en marcha esta obra. No sabíamos ni teníamos un peso, pero sí muchas ganas de trabajar”, recuerda Esmael

Ese impulso inicial dio lugar a una tarea ambiciosa que no estuvo exenta de dificultades. La construcción se hizo con materiales específicos, de difícil acceso: breas especiales, pinturas diseñadas para ese tipo de superficie, y la asistencia técnica de empresas especializadas. Pero el objetivo estaba claro: modernizar las instalaciones para que el club no quedara atrás. “Las bochas han ido evolucionando, cambiando los pisos, y hoy todos tratan de tener canchas sintéticas para poder competir”, explica Esmael.

El camino estuvo marcado por los vaivenes económicos. La obra comenzó con un presupuesto que quedó desactualizado en cuestión de semanas. La inflación y la suba de los materiales pusieron en jaque la continuidad. “Tuvimos la gran devaluación apenas arrancamos, en dos meses los costos se triplicaron”, cuenta. Frente a esa situación, el club recibió el respaldo del gobierno de Córdoba y de la intendencia local, lo que permitió sostener el avance. Pero también hubo un trabajo colectivo esencial: la comisión directiva aportó no solo desde lo económico, sino también con horas de trabajo voluntario.

Hoy, las canchas están casi listas. Se estima que en dos semanas se podrá realizar la esperada inauguración, que incluirá un evento deportivo y una cena. Pero el club no piensa detenerse ahí. Ya proyectan la refacción del salón y del frente del edificio, y la apertura de talleres y espacios de enseñanza tanto para jóvenes como para adultos.

La obra, además, pone al club en condiciones de recibir competencias de mayor nivel. Si Río Cuarto fuera sede de un torneo provincial, las nuevas canchas de Laprida estarían a la altura de las exigencias. Es un paso estratégico para posicionar al club en el mapa competitivo de la provincia.

Para Esmael, la presidencia del club es más que un cargo. Es un compromiso personal y afectivo. Su vínculo con las bochas nació de la mano de su padre, quien lo llevó por primera vez a una cancha. Desde entonces, no paró. Lleva nueve años como jugador, cuatro como dirigente y casi dos como presidente. “Es un orgullo enorme estar al frente de mi club”, dice, consciente del esfuerzo que eso implica. También reconoce que lo más difícil fue sostener el proyecto frente a las críticas y las dificultades económicas, aunque sabe que lo más gratificante está por llegar: la inauguración de un sueño colectivo. La idea de las canchas sintéticas lo acompañó desde el primer día de su gestión. “Mi meta siempre fue poder hacerlas, y aunque no teníamos ni un peso, decidimos tirar abajo las viejas y comenzar un camino sin retorno, pero con una meta clara”, afirma. Lo que podría considerarse una anécdota, él lo define con otra palabra: orgullo

Pronto, ese orgullo se va a cristalizar en un evento que marcará un hito para la historia del Club Laprida. Será mucho más que una inauguración: será la celebración de un sueño colectivo hecho realidad.