Canchita Chica

Canchita Chica

MEDIO DEPORTIVO

27 julio, 2024

Un preparador físico con alma de futbolista

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Así como dice la canción de Joel Jauregui “la vida no es lo mismo sin fútbol”, para Pablo Garraza este deporte significa una gran parte de su vida, es su pasión, su fuente de trabajo y su felicidad.

Por Cristian Nill

Pablo Garraza es un exfutbolista riocuartense, quien tras una lesión colgó los botines y continuó ligado a la redonda como preparador físico. Con más de 35 años dedicados al fútbol y una larga trayectoria por distintos clubes de la región fue forjando y consolidando su camino como preparador físico de niños, jóvenes y adultos.

Canchita Chica dialogó con él sobre sus inicios en el fútbol, los equipos que integró y sobre su rol como preparador físico.

¿Cómo fueron tus comienzos en el fútbol?                                                                                 

  Mi historia con el fútbol arranca desde niño, a los 8 años jugando en mi barrio en los torneos relámpagos que se hacían en aquella época. El primer equipo que integré se llamaba Los Pumas del Hipódromo, fue en mi barrio donde me crié e hice amigos. Ahora bien, si me preguntas por qué, sinceramente creo que fue mi primer amor la pelota y el juego, todo este ritual me apasionaba. Estaba todo el día con la pelota y buscando amigos para armar un partidito o alguien con quien hacer unos penales en el garaje de casa “sin terminar”, en el cual usábamos la moldura del futuro portón de arco. Gran parte de mi niñez estuvo relacionada con el fútbol.

-¿Qué significa el fútbol para vos?                                                                                                      

Esta es una hermosa pregunta la verdad… para mí el fútbol es la mayor parte de mi vida, de una manera u otra siempre estuve y estoy relacionado con este hermoso deporte. Me dio un nombre por sobre todas las cosas, la posibilidad de ser feliz jugando, amigos, grupos, compartir viajes y conocimientos. En fin, es muy amplio este amor. Ser conocido es  algo que me  gusta y hace muy bien, siento mucha felicidad cuando me reconocen personas con las que compartí parte de mi vida y mucho de esto es gracias a la pelota primero y después a mi trabajo como preparador físico.

«Estaba todo el día con la pelota y buscando amigos para armar un partidito o alguien con quien hacer unos penales en el garaje de casa “sin terminar”, en el cual usábamos la moldura del futuro portón de arco. Gran parte de mi niñez estuvo relacionada con el fútbol»

-¿Cuál fue tu primer equipo de manera oficial?                                                                         

Arranqué en el Club Indios Ranqueles, me acuerdo que agarré la bici y me fui a anotar, solo tenía 9 años. Para ese entonces el club solamente tenía la cancha chica. Recuerdo que jugamos el torneo ACIF, me apasionaba mucho el deporte, me gustaba demasiado. No faltaba a un entrenamiento, no importaba si hiciera frío o calor, agarraba la bici y me iba a entrenar. Recuerdo que entrenábamos en un baldío que le prestaban al club y había que ir a buscar los arcos a la calle Maipú en un taller metalúrgico y después de entrenar los volvíamos a llevar. Mirá si nos gustaba jugar a la pelota, nadie se quejaba, todo era diversión y alegría.

¿Y a la hora de llegar a cancha grande?                                                                                                         

Cuando llegamos al momento de pasar a cancha grande había que elegir club, recuerdo en ese último año jugamos un torneo en el San Buenaventura, y fueron hablar con mi papá unos dirigentes de Estudiantes para que fuera, no porque era tan bueno, sino por el hecho de que le sacaba un cabeza a todos los de mi edad, era alto y ellos decían que podían aprovechar eso, pero yo le dije a mi papá que no quería, que quería seguir en el barrio y me fui al club San Cayetano. Lo cierto que ya para mí no fue lo mismo y solo entrené un par de días y dejé.

– ¿En qué momento la vida te volvió a cruzar con el fútbol?                                                                                     

Ya comienzo a jugar de nuevo de grande, sé que me perdí la mejor etapa de aprendizaje, pero me acuerdo que fuimos a jugar un clásico partido de amigos a la cancha del Pilo Rodríguez, para ese entonces ya estaba en primer año de la Universidad. Un amigo que estudiaba conmigo había comenzado a trabajar con él en un selectivo que llevaban jugadores a probar a Buenos Aires, resulta que me vio y consideró que jugaba bien, por lo que me invitó a entrenar para llevarme. Para mí era una locura, pero no perdía nada. Así fue como me llevó a probar a El Porvenir, obviamente no quedé, tenía que entrenar y volver a los 6 meses, pero en realidad es como que me di un gusto de grande y con muy pocas herramientas, solo las que me había podido enseñar Pilo en ese momento.

¿Y las ganas de volver a jugar hicieron que busques un club?                                                                          

Sí, tenía la idea de arrancar a jugar, me acuerdo que mi viejo era viajante e iba para la zona de Adelia María. No sé cómo llega la información y le preguntan a él si quería ir a probarme, por lo que me llamaron y fui. El DT de ese momento era Miguel «Tito» Puerino, él me vio condiciones, pero me dijo que me faltaba estado físico, que si no tenía pretensiones económicas me podía quedar. Me encantó la idea, viajábamos dos veces por semana con Nino Contreras, un jugador increíble que era el refuerzo para ese torneo. El club Atlético Adelia María jugaba en la B y tenía pretensiones de ascender y así fue. En ese año (1997) el club logró el ascenso y desde ahí se mantuvo en Primera A. Yo jugué todo el año en Reserva de titular, pero me sentía grande ya que el club apostaba por las inferiores y en primera ponía a los del club. Eso me pareció muy bueno y le dio muchos resultados, lo cierto es que era mi primera experiencia y me sirvió mucho jugar todos los partidos.

– ¿Y pudiste debutar en primera?                                                                                                                        

–  Sí, al año siguiente en 1998, fui un partido al banco y debuté en primera contra Sportivo Municipal de visitante.

¿Pero después cambiaste de equipo?                                                                                                          

Yo quería jugar siempre en Primera, sin importar la división y me acuerdo que un compañero del Profesorado en Educación Física me invitó a jugar a Charrense, que militaba en la “C”. Ahí ya jugué todo el año en primera, teníamos un equipazo, ganamos el torneo de punta a punta. Solamente perdimos un partido, salimos campeón en cancha de Atenas y ascendimos a Primera “B” en 1999. Al año siguiente, seguí en Charrense jugando todo el año también, hicimos un torneo modesto, pero no clasificamos a la siguiente etapa, el equipo ya no era el mismo para ese año. En el 2001 me invitan a jugar para UNRC y acepté. Hicimos una pretemporada durísima de la mano de un fenómeno en la preparación física, Néstor “Patán” Giosué. Ahí comienza un poco mi camino en la preparación física. Recuerdo que jugamos la primera fecha del torneo y en esa semana me habla Néstor Billalva que necesitaba un profe en Talleres de las Acequias. Lindo problema porque yo quería seguir jugando al futbol, pero ya estaba recibido y también quería trabajar como preparador físico.

«En el 2001 me invitan a jugar para UNRC y acepté. Hicimos una pretemporada durísima de la mano de un fenómeno en la preparación física, Néstor “Patán” Giosué. Ahí comienza un poco mi camino en la preparación física»

– ¿Lograste combinar las dos actividades?                                                                      

Busqué las dos cosas, le dije a Néstor que en la semana sí, pero los domingos no porque me coincidían los horarios. Talleres entrenaba a la siesta y la Universidad a la noche.  Néstor acepto y arranqué, claro al domingo los dirigentes le dijeron que también me querían en los partidos, así que decidí comenzar con la preparación física y dejé de jugar, pero recuerdo que ese año el formato del torneo de Primera A justo dio que clasificamos una etapa y a la siguiente no, y el de la B todavía le quedaba mucho, por lo que me llamó David Bustos que era en ese momento el Director de Deportes de la UNRC y me pidió que me sumara de nuevo, que hacía falta.  Me encantó la idea y volví a los entrenamientos, recuerdo que entrené 15 días, jugué en reserva todo el partido, esa misma fecha fui al banco de primera y entré 5 minutos. A la semana siguiente entrené para ya jugar de titular en primera, pero en una práctica me esguince el tobillo y ahí dejé de jugar definitivamente.

-¿Qué te llevas de toda esa etapa vivida?                                                                                                  

Fue maravilloso poder vivir esa experiencia, lo que más rescato es la convivencia grupal, saber compartir, entender que el otro te necesita, que es un juego de equipo donde todas las piezas deben funcionar para lograr un resultado positivo, es maravilloso este juego. Hice muchos amigos, conocí grandes personas, tuve la posibilidad de entrenar grandes jugadores. Mira si será lindo este deporte.                

«Hice muchos amigos, conocí grandes personas, tuve la posibilidad de entrenar grandes jugadores. Mira si será lindo este deporte»

– ¿Y ahí ya arrancaste como preparador físico?                                                                                    

–  Ya cuando jugaba en Charrense en el 1999, hubo una semana que el profe no pudo ir y recuerdo que tomé la posta, ya me gustaba mucho la preparación física, pero jugaba y eran mis compañeros, no lo consideré un trabajo. Mi primera experiencia fue una suplencia en el Club Defensores de Alberdi, fue una semana con los planteles de primera y reserva, ya convencido de que eso quería hacer. Elegí esta profesión porque siempre me gustó entrenar, tenía la posibilidad de seguir relacionado al fútbol y había estudiado para eso, era el combo perfecto. 

– En tantos años, ¿por cuántos clubes has pasado?

Y mira… he estado en muchos clubes. Trabajé en Talleres de las Acequias, en el Deportivo Río Cuarto, Banda Norte, en Universidad como ayudante de campo, en el club Sportivo Atenas, Independiente Dolores, Colonia de Alejandro, Atlético de San Basilio, Juventud Unida y en este último año en la primera de Centro Cultural Alberdi.                                           

– ¿Además de tu trabajo como preparador físico, has participado en otros proyectos?

Si, paralelamente al fútbol, tuve la posibilidad de armar un gimnasio junto con un amigo. Después de un tiempo decidí trasladarme yo solo a otro lugar. En febrero de 2020 armé mi propia firma como gimnasio y lo abrí en marzo, pero a los 15 días vino la pandemia. Traté de bancarlo lo que más pude, pero ya empecé a trabajar al aire libre y vi que esa podía ser una nueva posibilidad, decidí cerrar el gimnasio y solo dedicarme a esa actividad.

-Así que ahora estas con los entrenamientos al aire libre….                                                                       

Sí, actualmente sigo con entrenamientos al aire libre y abrí un gimnasio en el complejo de fútbol del Banco Nación en un proyecto que tengo con un amigo que es el encargado del lugar, y hay otro gimnasio en proceso con la idea de alquilarlo.

– ¿Cómo son los entrenamientos?                                                                                                                    

Los entrenamientos son aptos para todo público, son de tipo deportivo, pero no necesariamente tenés que hacer algún deporte. En un mismo grupo tengo alumnos de 20, 30 y hasta 50 años, deportistas profesionales, deportistas amateurs, no deportistas, gente que solo quiere ir hacer algo, compartir un grupo y pasarla bien.

¿Es muy importante la actividad física, más en estos tiempos?                                                              

– Siempre es importarte moverse, sea cual sea la actividad que una persona pueda elegir. La actividad física o deportiva ayuda a mantener hábitos saludables, mejorar nuestra salud, crear conciencia sobre la alimentación, te mantiene activo, mejora la autoestima, es muy necesario realizar actividad física.

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