Pablo Urquiza, el maestro de ajedrez que forma talentos en Río Cuarto

Con más de una década enseñando ajedrez, aun comparte su experiencia, desafíos y sueños en torno a un deporte que se considera clave para el desarrollo de la mente y la vida social de niños, jóvenes y adultos.

Por Santiago Cachaviliani

Lleva más de 10 años dedicado a la enseñanza de este milenario juego. Comenzó a jugar a los 12 años en una liga que hoy ya no existe, pero que en su momento reunía instituciones educativas y permitía la participación libre de estudiantes de diferentes niveles.

Lo que comenzó como un pasatiempo, con el tiempo se convirtió en una pasión profesional. Participó en numerosos torneos, primero a nivel local y luego a escala provincial y nacional. Su actuación más destacada fue en el Torneo Nacional de Ajedrez de Argentina, donde estuvo a solo medio punto de clasificar al Panamericano. A lo largo de su carrera, ha cosechado varios primeros puestos en torneos locales y ha tenido buenas posiciones en competencias provinciales. Su última participación fue hace aproximadamente cinco años, cuando logró el sexto lugar en el Torneo de Primera Categoría en Río Cuarto.

“Como profesor, lo más gratificante es ver cómo los alumnos triunfan en torneos y disfrutan del ajedrez”, cuenta Urquiza. Actualmente, dicta clases en escuelas, talleres y de manera individual. Trabaja con personas de todas las edades y niveles, divididas en dos grupos: inicial y avanzado, con el apoyo de otro profesor por cada nivel.

La metodología de enseñanza que aplica busca fomentar la participación colectiva. Las clases incluyen el análisis de partidas de grandes maestros, que los alumnos reproducen en conjunto, generando un espacio abierto para la opinión y el aprendizaje colaborativo. También se realizan partidas clásicas con diferentes ritmos, adaptadas a las necesidades de cada estudiante. Además, organiza torneos internos en modalidad de taller, con premios simbólicos que incentivan una competencia sana.

“El mejor entrenamiento es hacer un torneo interno entre los estudiantes. Eso motiva, genera entusiasmo y mejora el nivel”, explica. A menudo, el grupo se reúne fuera del horario de clase para compartir meriendas o cenas, fortaleciendo el sentido de comunidad.

Urquiza sueña con que sus alumnos puedan competir fuera del país y destaca el valor del ajedrez como herramienta formativa: “Es muy importante enseñarlo a niños y jóvenes. Les ayuda a concentrarse, a alejarse de las redes y a desarrollar pensamiento lógico y estratégico. Te obliga a estar en el presente, a enfocarte, y eso también sirve para la vida”.

En cuanto al ajedrez en la ciudad, señala que hay una actividad constante gracias a la Asociación Riocuartense de Ajedrez, donde él colabora activamente. Se organizan torneos locales y otros de mayor alcance, como los IRT (torneos válidos para el ranking internacional), que requieren una estructura más compleja. Las competencias suelen ser abiertas a todas las edades y niveles, aunque también se realizan torneos infantiles y por categorías.

Sin embargo, advierte sobre los obstáculos: “El ajedrez tiene mucho para desarrollarse y crecer, pero necesita un fuerte apoyo municipal o estatal. Muchas veces, los jugadores no tienen los recursos para viajar o competir en torneos de alto nivel. Además, es difícil acceder a espacios donde se pueda sumar más gente”.

“La difusión no es un problema hoy en día, pero sí la falta de publicidad paga. El reconocimiento al ajedrez en Río Cuarto es poco o nulo, aunque el apoyo municipal ha mejorado. Queremos llegar más lejos y alcanzar a la mayor cantidad de personas posible”.