Canchita Chica

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MEDIO DEPORTIVO

27 julio, 2024

Los Saporiti: amor por la redonda

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El fútbol de nuestra región continúa siendo semillero de extraordinarios jugadores que triunfan a nivel nacional e internacional y también tiene un montón de hermosas historias detrás de la pelota. Una de ellas es la de Federico y Eduardo Saporiti, padre e hijo unidos por una misma pasión: el fútbol.

Más allá del vínculo familiar, Eduardo y Federico tienen muchas cosas en común: son apasionados por el fútbol, surgieron en Lutgardis Riveros, jugaron en River Plate, los dos como marcadores de punta, y más allá de las idas y vueltas que te brinda ser jugador profesional, ambos eligieron echar raíces y disfrutar de su familia en Alcira Gigena.

Considerado uno de los mejores marcadores de punta de River Plate y del fútbol argentino, Eduardo Saporiti diputó casi 350 partidos con la Banda alcanzando 8 títulos en 10 años. Fue parte del primer triplete “millonario” en el Metropolitano 1979, Nacional 1979 y Metropolitano 1980. Además, estuvo en las vueltas olímpicas de la Copa Libertadores e Intercontinental de 1986 bajo la conducción de Héctor Bambino Veira. El “Sapo” también jugó en la Selección Nacional.

Federico comparte las virtudes de marcador de punta de su padre. Comenzó a jugar en Lutgardis Riveros. A los 12 años se fue a jugar a las divisiones inferiores de River Plate, en donde estuvo 7 años y ganó varios torneos con el Millonario. A pesar de haber estado 4 años entrenando con el plantel profesional de la primera y sumando experiencia junto a destacadas figuras del fútbol argentino, tras el descenso de River a la B Nacional tuvo que emigrar el club. Luego de su paso por diferentes equipos de nuestro país, decidió volver a su Gigena natal y continuar con su carrera futbolística en el club de sus amores: Lutgardis Rivero, en donde además es uno de los formadores de los más pequeños en las divisiones infantiles.

En la familia Saporiti se habla y se respira fútbol, la redonda siempre es una buena excusa para una charla, para compartir el mate. Ese amor por el fútbol marcó a fuego la vida familiar. A tal punto que ambos, Eduardo y Federico, comparten la administración de dos canchas de fútbol sintético, en donde Federico tiene su propia escuelita de fútbol.

En diálogo con Canchita Chica Federico manifestó que con su padre tienen “una química muy especial por el fútbol”.

“Mi papá siempre me acompañó a todos lados cuando jugaba, si hasta me enseñó a atarme los botines”.

Federico Saporiti

Una huella en River

Sobre su experiencia por el Millonario, contó que su llegada a River Plate fue muy importante en su carrera porque vivió experiencias inolvidables y compartió momentos junto a grandes jugadores. Manifestó que al principio convivió con la alegría de estar en la Banda, y por otra parte, con las presiones por las expectativas que generaba en los demás ser el hijo del “Sapo”.

“Mi viejo dejó una huella muy grande, ha quedado en la historia del club, y yo siempre jugué en la misma posición que él, entonces había cierta tensión generada por las expectativas que los demás depositaban en mí”, contó Federico. Situación que superó rápidamente al comprender que él mismo tenía que marcar el rumbo de su camino como futbolista.

Padres, niños y el fútbol

Lejos de los estrellatos y con la humildad propia de los grandes, Eduardo “Sapo” Saporiti camina por las calles de Alciera Gigena como un vecino más y se toma todo el tiempo del mundo para dialogar con Canchita Chica: “Siempre hay tiempo para hablar de fútbol”, expresó el crack que durante 10 años se adueñó de la banda derecha de River Plate.

Afirmó que con su hijo siempre tuvieron un “vínculo especial”, desde que él era pequeño estuvo a su lado y lo acompañó a todos los lugares donde jugaba.

Eduardo Saporiti considera que la familia tiene que apoyar y acompañar a los niños en la práctica deportiva, pero sin gritos ni escándales como muchas veces sucede los sábados o domingos en la cancha.

“Los papás que puedan acompañar a los niños lo tienen que hacer siempre. No para gritarles, sino para disfrutar de la tarde junto a los niños: llevar la reposera, tomar unos mates… y después si hay cosas por corregir se las decís a tu hijo tranquilo en tu casa”.

Eduardo «Sapo» Saporiti

En esta línea, Federico Saporiti, quien trabaja como formador en las divisiones infantiles de Lutgardis Riveros, sostuvo que “el chico tiene que ser feliz adentro de una cancha”, pero indicó que como en cualquier disciplina o actividad “tiene que tener ese espíritu competitivo (entusiasmo por superarse) porque eso hace que vaya mejorando como jugador”.

Desde su experiencia en las divisiones inferiores de River y como jugador en distintos clubes, indicó que en los primeros años formativos de los niños es fundamental el trabajo con pelota y a medida que pasan los años ir avanzando más en la parte física y táctica.

Fútbol actual y pandemia

Justamente sobre cuestiones de técnica y táctica, hablamos con Eduardo sobre cómo observa el fútbol actual. Para el “Sapo”, a diferencia de su época como jugador, hoy se aprecia un juego mucho más dinámico y rápido: “Ahora si no te movés no podés jugar, todo es a mayor velocidad. El secreto es lograr precisión en velocidad”, expresó y en este aspecto destacó algunas actuaciones del River de Gallardo.

Sobre este momento tan particular que vivimos debido a la emergencia sanitaria, Federico dijo que el municipio les habilitó (solamente para determinada edad) la canchita para su escuelita de fútbol, pero sus expectativas como jugador de la primera de Riveros quedaron truncadas días atrás, después de que la Liga Regional de Río Cuarto informara que no habrá competencia durante este año.

Como en aquel clásico Boca-River que le tocó enfrentar a Diego Maradona, Eduardo Saporiti no esquivó las preguntas y sobre esta situación que estamos atravesando consideró que “este parate es malo para todos”. Sostuvo que lo más lindo que tiene el fútbol es la pasión que despierta en la gente y ver los partidos sin público, con canchas vacías es muy triste.

Los Saporiti son dos generaciones que comparten la pasión por el fútbol, pero también algo que para ellos es muy importante: estar y disfrutar juntos de la familia y en su localidad querida.

Como dijo el Sapo: “Siempre hay tiempo para hablar de fútbol” por eso desde Canchita Chica seguramente encontraremos otra oportunidad para seguir tirando paredes, dialogando con los Saporiti sobre la redonda y mucho más, para seguir difundiendo las experiencias y momentos vividos de los referentes de nuestro enorme fútbol regional.

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