Escuela de Fútbol Mariano Prizzón: homenaje, formación y contención social

Desde principios de mayo, la Escuela de Fútbol «Mariano Prizzón» recibe en las instalaciones del Complejo El Águila a cientos de niñas y niños, con el objetivo de contribuir en su formación deportiva, brindar contención social y solidarizarse con los que más lo necesitan.

Por Alejo Villagra

En el último tiempo, se han creado y abierto muchas escuelas de fútbol en Río Cuarto y varias se fundan bajo el mismo propósito: el de la formación y contención social por encima de lo deportivo. Bajo ese mismo criterio, Óscar “Cacho” Prizzón fundó la escuela que lleva el nombre de su hijo Mariano, quién falleció hace casi 5 años en un accidente automovilístico.

Apoyado por la empresa frigorífica Land L, que hizo las inversiones más importantes y se encarga de pagar el salario de los profes, Oscar Prizzón decidió poner en marcha y encabezar este proyecto, que además de ser una institución deportiva, es un homenaje al entrañable Mariano “Hueso” Prizzón, quién fue un reconocido jugador de la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto.

La escuela que funciona en el Complejo El Águila (Río Negro 1680) recibe a más de 90 niños y niñas entre 4 y 12 años con el objetivo principal de formación social y con la característica de ser sin fines de lucro. Se cobra una cuota mínima de 300 pesos que luego se destina a donaciones.

Marcelo Ortíz, amigo y compañero de Mariano Prizzón, es el encargado de la coordinación general de la escuela. “Me crucé una tarde con Guillermo (hermano de Mariano), y me comentó del proyecto que estaban comenzando con “Cacho”. Me dijo que desde el primer momento pensaron en mí para que sea parte y yo no lo dudé. Lo que me motivó a aceptar la propuesta fue por el homenaje que se le hace a Mariano, quien fue un gran amigo”, dijo Marcelo.

“Es un orgullo estar. Mariano amaba el fútbol y su familia igual. Creo que eso está representado claramente en esta escuela. Para mí es emocionante ser parte de esto y aportar mi granito de arena para la formación de los niños”, aseguró Ortíz.

Los profesores encargados de las actividades y de los entrenamientos son Emilia Bertón y Lucas Facca, quienes trabajan de forma conjunta junto a Marcelo y Óscar. “Personalmente es un desafío constante en lo deportivo, pero a su vez es un lugar que nos da la libertad de poder llevar nuevas ideas, métodos y herramientas de trabajo, lo cual hace que realmente se trabaje en equipo. Además, el hecho de que sea sin fines de lucro hace que el trasfondo social sea muy importante porque es una oportunidad para todos aquellos que quizás nunca pudieron acceder a una escuelita o a un club.”, destacó Emilia Bertón.

“Buscamos que los niños adquieran todo tipo de habilidades motrices, para que en un futuro no solo les sirva para jugar al fútbol sino también para el deporte que ellos decidan hacer. Además, la contención que brindamos a los niños es muy importante para ellos”, dijo Lucas Facca.

Lamentablemente, el avance de la pandemia del coronavirus en el país y las medidas optadas por el Gobierno nacional para tratar de controlar la situación sanitaria hicieron que los entrenamientos y encuentros presenciales en la escuela se suspendieran. Pese a no tener certezas sobre cuándo podrán volver a los entrenamientos, los integrantes de la escuela son optimistas y esperan que todo se resuelva rápidamente: “Esperamos con ansias que se habiliten los entrenamientos. En primer lugar, por los niños; y en segundo, porque es nuestra fuente de trabajo”, concluyó Facca.

Oscar Prizzón y su equipo de trabajo rinden homenaje a Mariano de la mejor manera. Desde la vocación de enseñar y formar, les transmiten a sus casi 100 alumnos la pasión y el amor por el fútbol y el deporte, como lo habría hecho el “Hueso”.