Canchita Chica

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MEDIO DEPORTIVO

El presente de Alberdi en la Federación Cordobesa de Handball

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El equipo antes denominado Río Cuarto Handball representa a Centro Cultural Alberdi en la Primera B de la Federación Cordobesa de Handball. El entrenador Fabricio Márquez aseguró: “le hacemos frente a las adversidades y tratamos de dar lo mejor siempre”.

Por Aixa Contrera

La pasión por el handball de un grupo de ex-jugadores dió inicio hace 10 años a Río Cuarto Handball, la segunda institución que ofrece el deporte en la ciudad. En un principio ligada a Deportes Río Cuarto participaban de la Liga del Interior, que agrupaba equipos del sur de Córdoba. Entre los jugadores del plantel estaba Fabricio Márquez, actual entrenador del mismo.

En un principio, y hasta el año pasado, cuando ingresaron a competir el ascenso de la Federación Cordobesa de Handball lo hicieron representando a Acción Juvenil. Pero con el cambio dirigencial en el “aurinegro”, tuvieron que buscar otro club al cual representar. “Hablé con el presidente de Centro Cultural Alberdi, Ezequiel Lucero, e inmediatamente me autorizó a representar al club, así que el equipo lleva su nombre”, indicó Fabricio Márquez.

El certámen de la Primera B Masculina tiene una modalidad de todos contra todos en la primera ronda – que es la desarrollada en este momento- y en el torneo clausura. Alberdi ya disputó cinco fechas de siete en total.

“Empezamos el certámen bien, con más juego a comparación del año pasado, mejor desde lo técnico. Hice un curso de director técnico así que mejoramos la planificación de los partidos”, comentó sobre su participación.

En la categoría milita también Universidad Nacional de Río Cuarto, la otra institución representante de la ciudad, Club Deportivo Casino (Río Tercero), Jockey Club Córdoba, Universitario de Villa María, Cultural de Arroyito y Banco de Córdoba. Los niveles de desarrollo y profesionalización son diferentes para cada club. En el caso del conjunto encabezado por Márquez la participación es totalmente autogestiva, “lo hacemos todos por el amor que le tenemos al deporte” aseguró.

El conjunto “mercedario” le hace frente a las adversidades que se le presentan. Por un lado la cantidad de jugadores es acotada, son 13 en total y 2 de ellos se suman a partir de junio, por el trabajo que realizan. Márquez asegura que es un número reducido a comparación del resto de los equipos.

Los entrenamientos no todas las semanas son regulares. “Entrenamos en el Anfiteatro del Parque Sarmiento, un espacio que es abierto y lleva adelante actividades deportivas y culturales. Las condiciones climáticas, como la lluvia y el frío o los eventos culturales obstaculizan que podamos entrenar con normalidad” expresó el entrenador.

A pesar del nivel de cada club, la cancha es el espacio privilegiado para demostrar el sistema de juego. “Con todos los equipos hicimos buenos partidos, estuvimos a la altura. Empezamos el torneo perdiendo dos partidos por la mínima, pero estamos siempre trabajando por más, a pesar de las dificultades”, contó Fabricio.

Cada encuentro se da cada 15 días, el próximo partido será el domingo y visitan al puntero del certámen, Casino de Río Tercero, en un partido que será reñido. Será para recuperar la fecha tres que no se había disputado. El pasado fin de semana tuvo fecha libre y el próximo será el clásico riocuartense. Se enfrentará a Universidad Nacional, en búsqueda de culminar la primera ronda de la mejor manera.

Una pasión de padre e hijo

La familia Márquez comparte la pasión por el handball. Años anteriores Fabricio pudo darse el gusto de jugar junto a su hijo, y en la actualidad es uno de sus dirigidos.

“Es algo fantástico, siempre queda el recuerdo de cuando jugamos juntos. Y ahora dirigiendolo yo trato a todos por igual, los conozco hace muchos años así que son como si fueran mis hijos todos”, afirma sobre el vínculo que mantiene con sus jugadores.

Dentro del plantel, no hay diferencias ni preferencias. Fabricio sostiene que el trato es para todos el mismo. “Como entrenador tengo el problema de que mi hijo es el único zurdo, entonces casi que si o si lo tengo que poner. Pero cuando lo tengo que sacar, lo saco”, afirma entre risas el entrenador.

En el handball no hay rivalidades, el deporte es el punto de encuentro para generar amistades. Además, una pasión compartida entre padre e hijo. “A mi no me importa cobrar, yo lo hago para retribuirle al deporte todo lo que me dió”, finalizó Fabricio Márquez.

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