Danilo Leguizamón: “Talleres es mi segunda casa”
A 24 años del primer grito glorioso del Club Atlético Talleres de las Acequias en la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto, Danilo Leguizamón, jugador de primera y técnico de categorías inferiores, dijo que el club es su segunda casa y afirmó que más allá de los resultados deportivos, la “T” siempre “es una gran familia”.
En estos días que el recuerdo trae a la memoria aquel inolvidable primer grito de campeón que abrazó a toda la comunidad un 21 de julio de 1996, Cachita Chica dialogó con Danilo Leguizamón, jugador de Talleres y responsable de la formación de los más pequeños en esta importante institución deportiva y social de la localidad de Las Acequias.
Entre el recuerdo de ese primer título del club en la Liga, la complicada situación actual por el cese de actividades las instituciones deportivas producto de la pandemia y con la mirada puesta en el fútbol formativo, Danilo nos contó sobre el proyecto institucional para las divisiones infantiles y la importancia del club para la comunidad de Las Acequias.
Aseguró que en canchita chica “se hace mucho hincapié en vehiculizar valores de compañerismo y respeto entre los pequeños”, y agregó: “El primer objetivo es que nuestros niños se diviertan jugando al futbol, que todos tengan la posibilidad de jugar”. Sostuvo que más allá del resultado, lo más importante “está en lograr la felicidad de los niños de sentirse partícipe de un grupo de jugadores, con una camiseta o color diferente al equipo de frente para poder convertir un gol”.
Fútbol y distanciamiento social
El Covid-19 rompió con todo tipo de planificación institucional y cambió la dinámica social. “Desde el primer día de cuarentena todo el club dejo de funcionar como tal y nos vimos obligados a trabajar desde casa, tanto en el acompañamiento de nuestros jugadores como en la capacitación y programación de nuevas actividades con los profes que me acompañan. La idea es estar organizados para cuando podamos volver a los entrenamientos presenciales”, contó Danilo Leguizamón.
Indicó que en este contexto de distanciamiento social, “el trabajo con los niños no ha sido tan fluido por cuestiones que ya todos conocemos”, aunque valoró que en el pueblo (por sus características) “nos da la posibilidad de tener más contacto cercano a los niños, siempre con los cuidados permanentes que recomienda el protocolo por Covid-19, asimismo no ha sido lo mismo, se extraña mucho el día a día de cada entrenamiento, el compartir, aprender y ser parte de ellos aunque sea dos horas al día”, expresó el DT.
A pesar de la gran importancia que tiene para toda la comunidad la institución, espacio de la localidad donde se concentra la práctica deportiva de cientos de chicos, Danilo remarcó que “hoy en día nuestra prioridad es que cada niño se quede en casa, que mantenga esa unión familiar y trabaje junto a ellos, mientras esperamos que esto pase y podamos volver a ver esas caritas de felicidad corriendo detrás de una pelota”, dijo Danilo a Canchita Chica.
Que jueguen todos
Reflexionando sobre la importancia de los valores y todo lo que se les transmite a los chicos en las divisiones formativas, Danilo consideró que “la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto (LRFRC) tendría que proponer mensajes claros para la formación en cancha chica y no fomentar tanto la competencia”. Con la mirada de jugador, hincha, entrenador de los chicos y también como padre de uno de los niños que concurren al club, Leguizamón dijo que lo ideal sería “que todos los niños tengan la posibilidad de jugar y no solamente aquellos que creemos que son los mejores”.
Y vaya si tiene recorrido para argumentar su reflexión. Su camino en el ámbito del fútbol empezó desde muy chiquito. “Mi vínculo con el club empezó cuando apenas tenía 5 años, en ese tiempo empecé a transitar los entrenamiento y sábados de fútbol en inferiores, ya con 15 años tuve la posibilidad de debutar en primera, conseguimos dos ascensos. Actualmente tengo 33 años, sigo jugando, formando a los más chicos y acompañando el crecimiento de los chicos que empiezan en reserva y primera”, contó.
Talleres es pueblo
El club es una de las instituciones que le da vida a la comunidad y también un fuerte sentido de pertenencia a los habitantes de Las Acequias. Los colores de su camiseta, los trapos de la “T” son los símbolos de todo un pueblo. Talleres y Las Acequias son un solo corazón.
Como para la mayoría de los que patean las calles de la localidad, para Danilo Leguizamón Talleres es algo muy especial: “El club es mi segunda casa, me cuesta no ir, no estar y mucho más, no sentirme útil por tener que quedarme en casa”, expresó el DT de los más pequeños.
“Mi hijo, junto a Ariel Magnoli son los principales causantes de que hoy esté trabajando en inferiores. De chiquito acompañe a mi hijo a los entrenamientos, a los partidos y todo lo que sea detrás de una pelota. El club ya es parte de mi vida, es mi forma de vida… Mi familia, mis amigos, mis hijos somos Talleres. El fútbol en mi vida ha sido unos de los causantes de felicidad más hermoso que he vivido, por el fútbol tengo muchos amigos. Talleres es una familia, siempre va a ser un club con nombres y apellidos del mismo pueblo, con buena gente y con identidad propia”, así definió Danilo al club de sus amores.
Por estos días al caminar por Las Acequias se respira un aire muy especial, ese que te recuerda al primer amor, que te transporta a los días más felices, momentos que quedan grabados en la memoria colectiva como aquel 21 de julio de 1996 cuando Talleres soltó su primer grito de campeón.
Ese día Danilo tenía apenas 9 años, pero por más que la memoria falle, que no abunden los registros fotográficos, la memoria colectiva -esa que se transmite de generación en generación, de vecino en vecino- te recuerda esos momentos como si fueran ayer. “Este 21 de julio hizo 24 años que Talleres tuvo su primer grito de campeón con la mayoría de jugadores de nuestro pueblo, dejando marcado varios apellidos que todavía siguen vistiendo nuestra camiseta, el idéntico club de pueblo que sigue los principios de aquellos que lo llevaron a la gloria”, recordó Leguizamón.
“Ese primer título revolucionó el pueblo. Todos formaron parte de la gran caravana, la gente salió a festejar a la calle”, contó Danilo Leguizamón y manifestó que después se hizo la gran cena para festejar el logro deportivo, la cual con el correr del tiempo se convirtió en una tradición en el pueblo.
A pesar de que ya pasaron 24 años de aquel Torneo Apertura invicto (7 triunfos y 4 empates) que implicó el primer título en la Liga, Danilo Leguizamón lo comenta como si hubiese sido ayer. Y no es para menos porque Talleres y Las Acequias son una misma comunidad. Aquel glorioso 21 de julio de 1996, más que el festejo de los hinchas de un club será recordado por siempre como el abrazo de un pueblo.